Justicia y Desigualdad Social
Tres décadas de "paz, orden y progreso" porfiriano habían transformado el país.
Aparentemente México se encaminaba hacia la prosperidad, tenía un sólido desarrollo económico y una planta industrial en pleno crecimiento. A pesar de ello la gran mayoría de la población se beneficio poco del bienestar material y, por el contrario, sufrían las injusticias que provocaban la concentración del poder y la riqueza en unas cuantas manos.
En el campo millones de campesinos vivían en condiciones deplorables, mientras cinco mil hacendados eran dueños de la mayor parte de las tierras cultivables del país. Políticos mexicanos y empresarios extranjeros llegaron a acaparar enormes extensiones en el norte del país a precios risibles y pasando por encima de los derechos de los pequeños propietarios. En Yucatán y Sonora, los grupos indígenas que se opusieron al despojo de sus tierras fueron reprimidos y trasladados a lugares inhóspitos. En las ciudades, los obreros tampoco gozaban de los beneficios del porfiriato: trabajaban largas jornadas a cambio de salarios insuficientes. La clase media, compuesta por técnicos, maestros, abogados, gente con educación y aspiraciones políticas, se convirtió en la principal crítica del gobierno porfirista al ver que el poder y la riqueza se mantenía en manos de unos cuantos.
En cambio, a las élites del país, grandes empresarios, comerciantes y latifundistas, les preocupaba la transmisión del poder presidencial. Don Porfirio Díaz estaba a punto de cumplir 80 años y no parecía decidirse a escoger a un sucesor. Por otra parte los norteamericanos favorecidos por Díaz recelaban de su política cada vez más independiente y nacionalista, a tal grado que el presidente de Estados Unidos decidió entrevistarse con él. La cacareada paz estaba a punto de derrumbarse. Las expresiones de inconformidad comenzaron a brotar en algunas zonas del país; hubo huelas en Cananea y Rio Blanco, se crearon partidos políticos y periódicos de oposición.
A los trabajadores no siempre se les pagaba en efectivo, muchas veces se les pagaba con vales de despensa que únicamente podían cambiar en las tiendas de raya donde las mercancías se vendían a un costo muy elevado. Los trabajadores debían de soportar de 14 a 16 horas de trabajo forzado diario.
Se pagan salarios bajos lo que evitaba la llegada de inmigrantes y favorecía al empleo de mano de obra nacional.
Problemas de libertad de expresión y represión
Falta de higiene en el trabajo
El estado no intervenía en los conflictos obreros, dejando libertad de acción a los patronos.
df
ResponderEliminarTu publicacion esta en mi libro de historia
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